9.12.10

Si...

Si el amor el camino te esconde,
si la duda desnuda tu andar,
si la sombra envanece el reproche,
si la niebla te devora al pasar.

Si el deseo te consume la vida,
si los traumas regulan tu paz,
si el recuerdo no deja salida,
y al olvido lo manda hacia atrás.

Si en tu cielo la estrella se esfuma,
si la noche no vuelve a empezar,
si la luz del destino no brilla,
y tu no quieres volver a volar.

Si el adiós no pesó demasiado,
y la esperanza se puso a orbitar,
sobre el mar que murió sonrojado,
por la pena de verte volar.

Si tu quisieras entrar a mi vida,
quizá extrañarías lo que ya no está,
quizá ni la risa consolara tu alma,
y yo perdería mi viaje final.

Si todo lo dicho desde antes y ahora,
tu lo creyeras y fuese verdad,
quisiera cubrir con tu brisa mi aroma,
y que por siempre todo fuera igual.

JLS, Noviember 1994

P.D: Cuando la inspiración toma su asueto, hay que echar mano de los registros.

13.11.10

Piedras sueltas...

Que el mar te susurre la belleza,
mientras te concentras en el ruido de mi eco...


Y sin pretextos que valgan,
perderme y no querer encontrarme.
Regreso implacentero, inplacentero...


¿Y la poesía donde queda?
Escondida en el cesto de basura,
compartiendo celda con la envoltura de las pilas del contro remoto...


Sin reliquias que endilgarle a la vida,
solo nos queda contemplar nuestra propia muerte...


JLS, lanzando pedradas a falta de botellas

21.9.10

Canción de cuna

Con el favor de los cielos,
sólo pido un dulce sueño,
y que me arrulle por siempre,
el ritmo que hay en su seno.

Que sea por siempre la calma,
que duren mucho sus besos,
y permanezca latente,
la gran quietud del silencio.

Que me entretengan sus risas,
que dure más que un recuerdo,
y al terminar cada día,
siempre comience de nuevo.

Con el favor de los cielos,
sólo pido, su dulce sueño.

JLS, con mucho cariño en la noche de un día después

11.9.10

AIRE

Desde hace tiempo lo vengo sintiendo, desde hace tiempo estoy convencido, desde hace tiempo vengo padeciendo y creo que sin un claro motivo, la duda consume la poca presión que me regala esta placenta donde vivo…atmósfera, le dicen. Después de una eternidad, cobré consciencia y me puse a espiar cada una de mis dimensiones, de mis extensiones, de mis dominios; después de no sé cuánto tiempo, se apareció la criatura más espléndida de toda la inmensidad que poseo; bella, de risa ligera, de aroma sutil, de piel erizada, de mirada perfecta, de humedad bendita, de suavidad delicada, de tersura perturbada.

Y reconocí el porqué de muchas tonterías que suelen hacer los hombres, la razón de sus incongruencias, la estridencia de sus propias sinfonías. Pero yo no puedo darme ciertos lujos, estoy, y voy, y juego, y abarco, e inundo, y regalo, y me transformo fluídicamente; pero no puedo materializarme y concentrarme en moléculas más pesadas. Y no la puedo tocar, sólo imaginarme; no necesito volar pues soy el vuelo mismo, pero jamás podré sentir sus besos.


Y ella me corresponde, se vuelve feliz cuando me disfruta, cuando le desacomodo el pelo, cuando nos encontramos a la orilla del mar, ó en la cima de una colina, ó en la noche que la envuelve, donde puedo protegerla. Me tiene siempre, aunque no me lo pida, soy suyo aunque me comparta con el resto de la humanidad; estoy a su servicio aunque casi nunca diga mi nombre. Consuelo estúpido, el saber que sin mí se muere, aunque ella no se dé cuenta; que sí un día deja de meterme dentro de ella, sus pulmones se colapsarían provocándole una muerte sumamente dolorosa y angustiante.


¿De qué me sirve ser el elemento más vital de todos? Cómo sea no puedo tenerla, sólo puedo cubrirla, sólo puedo darle vida…aunque ella nunca me piense. El amor platónico ó romántico, son parte de la misma desgracia, pero es lo único que me queda.


JLS, en estado gaseoso y sin condensarme

7.9.10

¡Geek!

Ya hasta me compré un “Smartphone”, para estar conectado todo el tiempo. Para poder convertirme en una celebridad, en un divo del tuiter, estoy seguro que con mi ingenio y carisma podré demostrarles lo valioso que soy… ¿Por qué todavía no se han dado cuenta? ¿No les gustó mi nuevo avatar? ¿Habrá que inventar una “Bio” más atractiva? No, no lo creo…todo es cuestión de tiempo. De tiempo y presencia; es fácil la dinámica, darle “reply” a todos los tuits que vea, retuitear lo que valga la pena, complementar datos, pegar “links”, volverme un foco de atención. Tuitear 24horas/7días de la semana.



Por supuesto que tengo que pelearme con los “grandes”, con los “artistitas” tuiteros que sólo buscan más adulaciones…no me importa que me bloqueen, al contrario, darme el gusto de hacerlos rabiar. No me preocupan los posibles trolls que me pueda ganar, ¡Que vá!, son parte del “business”. Tengo que multiplicar por 20 mi número de seguidores, aunque tenga que seguir al mísmisimo diablo, jajajaja, ¡ojalá tuviera cuenta! Ya me cansé de ser ignorado, ya me harté de que nadie me salude, quiero ser alguien…tengo que ser alguien. Ya me compré el nuevo gadget del momento, ya puedo ir a cualquier lugar a tomarme un café, y abrir mi internet, y conectarme, y ser feliz.


¡Qué mañana tan lluviosa! Mejor me pongo música y los audífonos para no oír tanto claxonazo…sí, a todo volumen. Y mientras camino me pongo a tuitearlo todo, que vean que sólo vivo para esta “red social”. ¡Wow! ya despertó ese bombón que tanto me encanta, voy a mandarle su saludo matutino; ya voy progresando, me tardé varios meses, pero ya me sigue…después de todo no fue tan difícil, la encontré en un momento vulnerable, un momento “emo” y sólo le dije lo que quería escuchar; ¡Total! ¿Quién me conoce en la vida real? Puedo exagerar, puedo mentir, puedo tirar mis dardos…el chiste está en la forma y no en el fondo, en cómo vistes lo que dices; y sí lo dices mal, rápido cambiar de tema ó meterte en una discusión bizarra; es muy sencillo “marear” al Time Line.


¡Órale! ¡Qué buena canción! Hace mucho que no la escuchaba…hasta podría cerrar los ojos e imaginarme… ¡No! Mejor la tuiteo… ¿Qué es esto? ¡Auch! ¡Cómo duele mi rodilla! ¿Y éste vértigo hacia mi lado izquierdo? Me caigo, ¡No! Estoy girando, eso es el cielo; ¡Mi cara! ¡Eso duele mucho! Sigo girando, siento algo caliente derramándose sobre mi sien y mejilla, ¡Mi cuello! ¿Qué es esto, una llanta? Siento, siento…siento raro, de hecho ya no siento… ¡Qué luz tan fuerte! ¿Estoy arriba del árbol? ¡Carajo! ¿Qué me pasó? ¿Ese soy yo? ¿Quién es ese que agarra mi teléfono? ¡Déjalo! ¡No es tuyo!... ni se te ocurra ver lo que estaba tuiteando, mmm ¡No escribas nada! ¡No es tu cuenta!... ¿Por qué me tomas una foto con mi teléfono? ¡Quiero ver!... ¡Ah! también habilitaste la opción de “GeoTagging”, así sabrán donde estoy; mejor dicho, donde estuve por última vez; pero, ¿qué será lo que puso?, ¿cómo saber? Voy a estirarme, ¡Ay, Dios! Me puedo desplazar, estoy flotando, ¡Órale! ¡Qué sensación!... ¿Dónde quedó mi aparato?... ¡Ahí está!... ¿qué dice?... ¡Sí! ¡Por fin!...ya soy un #TrendingTopic


JLS, aprendiz de Geek

3.9.10

Dilo en #Haiku

En vida, siempre
prefiero escucharlo
dilo ahora.

Cuando me muera
no lo escucharé mas
dilo ahora.

Antes de todo
y de arrepentirte
dilo ahora.

Dilo ahora
y dilo para siempre
dilo ahora.

JLS, en modo Haikú (http://es.wikipedia.org/wiki/Haiku)

2.9.10

Mi Homenaje a Don Germán Dehesa (QEPD)

Esta fué su última columna en el Reforma...

El corazón y sus figuraciones

Germán Dehesa
25 Ago. 10

Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable.

Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar. Como quien dice, mi vida es casi secreta y su único nuevo rasgo que yo detecto es la impaciencia. Así pues, no tiene ningún sentido que me saluden de lejecitos, ni que me saquen la vuelta, ni ninguna patochada de ésas. Nadie tiene idea de cuándo será la terminación cronológica de mi vida, pero calcula la ciencia médica que esto ocurrirá hacia los finales de este año. Espero distribuir generosamente entre el personal médico billetes de muy alta denominación, de modo que este plazo se vaya ampliando, por lo menos, hasta 2020. Si se puede obtener más, ahi lo dejo en manos del gobierno. Tengo mucha confianza en que nuestra burocracia acuse recibo de la solicitud en 2018, lo cual nos da margen para seguir resollando. Lo que desde ahora les puedo asegurar es que, mientras pueda yo menear la pluma y no comience a decir puros despropósitos y marihuanadas, aquí me tendrán siempre a sus canijas órdenes y a sus pies, si no les rugen, como solía decir la inmortal Borola Tacuche de Burrón.

Me molesta casi tanto como a ustedes, este tipo de artículos donde tengo que ponerle luto a mis palabras y no sacarlas a pasear para que se asoleen que es lo que a mí más me gusta; pero dibodobadito, tarde o temprano los médicos logran llevarte a sus terrenos y ahí es la de no te entumas y no le saques, manito. Por esas latitudes transito yo en la actualidad. Me entusiasma saber que, gracias al talento de sus madres, mis hijos son gente de bien, con buena orientación en la vida y totalmente a la guapachosa altura de su herencia veracruzana. Todos son estudiosos, trabajadores y con magnífica inteligencia que, donde primero y mejor se muestra es en el buen humor que los cuatro manifiestan, caiga quien caiga.

No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho como para que ocurra algo tan ingrato. Como en el teatro, esto es apenas la primera llamada, primera. Ya sé cómo se las gastan los lectores de por aquí y no me sorprendería que, a la vuelta de unos días, me tope con gente que diga que, el mero día del Bicentenario me voy a suicidar en el Zócalo gritando leperadas en contra de un gobierno y de un sistema que premia cada vez más a la idiotez y no suele ser justo con la inteligencia. No, yo no voy a hacer nada de eso para celebrar o denostar a este sistema del que, por lo demás soy miembro activo y no quiero jamás dar la impresión de que me doy de baja. Lo que sin duda ocurrirá es que el sistema me dé de baja a mí, pero ése ya es otro cantar.

Voy terminando. Este artículo y sólo este artículo. Yo tengo que guardar reposo por algunos días, pero muy pronto volveré a vestir mi uniforme azul y oro y a sembrar el pánico por todas las canchas de la República. Ahí me los encontraré. Mañana nos vemos. ¿Entendido?.

¿QUÉ TAL DURMIÓ? MDCCCLXXVII (1877)
¿Alguien ha visto a MONTIEL?. Cuando lo pierdo de vista, me viene como el soroche.


Cualquier correspondencia con esta columna llena de figuraciones, favor de dirigirla a dehesagerman@gmail.com (D.R.)

26.8.10

Lluvia ajena, lluvia cercana...

¿Y quién sabe como educar al corazón?
¿Quién tiene idea de como filtrar la angustia?
¿Cómo cortar de un tajo tanta desazón?
¿Cómo deshacer esta amargura tan mustia?


Desde la inocencia de mi inconsciencia,
revuelvo el aderezo de mi inconstancia,
reinauguro el camino de la estridencia,
y abandono el nido de la jactancia.


Hoy que mis lárgimas significan todo,
hoy que siento que ya no queda nada,
hoy que perdí tanto y tanto y sin decoro,
deseo el silencio maldito de la madrugada.


Salir corriendo bajo la lluvia,
y mojarme hasta la médula del alma,
resbalarme y tropezar por estas vías,
nomás por el placer de restaurarla.


JLS, en un día ajenamente aciago...

22.8.10

Colapso

"Mano atrapada, comprimida, colapsada,
mojada, hinchada, salada, esculpida,
anegada, sazonada, bendecida, enrutada,
afelpada, confundida, dirigida y adorada."

Brota un verso inerte y derramado desde una rara gotera,
se desprende desde el fondo del abismo,
taladrado de tu boca a mi cabeza.

Tenerte sin atraparte,
mantenerte sin atarte,
buscarte sin encontrarte,
vivirte sin padecerte.

Perderte sin pelearte,
capturarte sin conseguirte,
favorecerte sin estrellarte,
marcarte sin bendecirte.

Jugar desde la acera de enfrente,
a guiños, a suspiros, a palpitaciones,
y perder por el intento displicente,
de evitarnos más emociones.

Y aún así mi mano grita...colapsada, comprimida y atrapada.

JLS

14.8.10

Propósito

Y llevo mucho tiempo intentándolo,
sin éxito, todavía,
y por más que batalle y no lo logre,
no cederé a la tentación de tirarlo por apatía.

No quiero ser ni el aire de tus pulmones,
ni el agua en tu garganta,
ni la noche, ni la lluvia, ni la rosa, ni el río,
ni el trazo cursi ó la caricia rosada.

Ya existen toneladas de poemas inútiles,
no quiero escupir uno de tantos,
no quiero ventilar el patetismo interno,
rogar por que laman las llagas en mi alma.

¿Cuantos amantes claudican sus deseos,
al arrojarse en el lago de la lástima?
¿Cuantas alfombras cubren el firmamento,
de los que no supieron aguantar con templanza?

Cual precoz eyaculante que vive atado a lo inmediato,
no pretendo volverme necesario sin demostrarlo,
no me afano por volverme indispensable,
no te mueres sin mí y tampoco yo contigo.

Ni somos 2 estrellas fugaces que padecen
el síndrome de las líneas paralelas,
ni somos los puntos de la dieresis,
asesina de nuestro propio diptongo.

Por que aunque formemos 2 silabas distintas,
nos integramos en la onomatopeya de un mismo gemido.

Y aunque nuestros miedos se deriven del tiempo,
nos perdemos en el límite del espacio.

Sin tácticas y con una frugal estrategia,
mi único propósito en la vida,
es lograr atrapar tu mirada y robarme tu sonrisa.

JLS...sólo dime si lo logré

11.8.10

Sin destino manifiesto.

¿Para qué sembrar un imposible?
como si no bastara tanto desatino,
ahogarme en los designios de la nada,
y volverme una fábula increíble.

Atar infortunios desvariados,
y rasgar el miedo construido,
romper con el sueño torturado,
acabar derrotado y sin sentido.

Violentar, por sistema, nuestro dogma,
cual caricia que se vuelve sacrilegio,
despertar al morirnos en la aurora,
y enterrarnos en tan frágil sufrimiento.

Escapar del profeta autocumplido,
que pregona con rudeza el desconcierto,
que se lleva los amores al olvido,
y no deja que renazca el pensamiento.

JLS, en una noche confusa donde no pude decir lo que quería decir...

8.8.10

El clavo.

Las cosas a menudo no terminan siendo como fueron planeadas; si esto lo supiéramos desde que nacemos, cuantas desilusiones nos habríamos evitado. Sin embargo, si tenemos paciencia, siempre acaba imponiéndose una especie de magia que pone las cosas en su lugar.


No hace mucho, durante nuestra última mudanza, una falla en la comunicación entre la ama de mi casa y los peones del ajedrez que nos encargábamos de vestir el nuevo sitio, desembocó en la situación bizarra de haber puesto en la pared principal de la sala, un clavo para cuyo destino no había nada que colgarse de él. Durante la inevitable lucha de poderes para ver quien tuvo la razón, hize la promesa de conseguir un cuadro que le diera buen uso a ese desdeñado clavo. Como todas las promesas se realizan bajo la premisa que el mundo seguirá girando de la manera acostumbrada, no pude prevenir que el comienzo del año en curso me encontraría desamparado de los ingresos acostumbrados, que volvía a ser víctima de la incertidumbre laboral que se apoderó del Mundo civilizado.


Como no hay mujer que olvide la mas infinitésima promesa que salga de la boca alardeadora y fanfarrona de un hombre mortificado, el clavo se volvió el trofeo inequívoco de que el tiempo le había a otorgado a ella su justa reivindicación. Yo, que nunca he dado a torcer mi brazo más allá de lo humanamente permitido, encontré en el clavo la referencia perfecta para ubicar el lugar ideal donde colocar el "love seat" donde siempre me dispongo a disfrutar el vicio de la TV.


Con el paso el tiempo y ante el temor de una nueva mudanza, el clavo se volvió una molestia en mi orgullo y autoestima; ya había decidido, en caso de irnos, dejarlo abandonado después de nuestro paso por este lugar donde somos felices actualmente.


Anoche recibí uno de los regalos más valiosos que me hayan dado jamás, no era un cuadro, sino algo tremendamente superior. Al escuchar el ofrecimiento tan cariñoso de que escogieramos una pieza a nuestro gusto y satisfacción, no pude evitar pensar que por fin iba conseguirle a ese "bendito" clavo, el maridaje ideal para que su existencia se justificara.


Si vienen por mi casa, todavía encontrarán el clavo en estado virginal, debemos esperar a que termine la exposición a la que fuimos. No obstante, ya se corren las amonestaciones y el clavo está esperando con ansía el día en que llegará su destino.


Gracias, inmedibles...la felicidad es un rectángulo de 67 x 47 centímetros, sin embargo mi alegría no supera a la del clavo.


José L Santisbón

29.7.10

¿Quien...?

¿Quién fuera la idea lasciva,
que balancea el puente de tu mente,
que se desboca en sensaciones furtivas,
que rememora la pasión indiferente?

¿Quién fuera la boca intempestiva,
que te roba un suspiro complaciente,
que te llena de alegrías prometidas,
que detiene los latidos indecentes?

¿Quién fuera el dedo que comienza en la rodilla,
que atacara una batalla por el frente,
que explotara risas sin cosquillas,
que lograra un letargo contundente?

JLS...not yet

28.7.10

Cercanamente cercado

Diá tras día, al pasar corriendo por ese lugar tan atractivo como reservado, tan misterioso como repelente; fue creciendo dentro de mi, primero como curiosidad, luego como inquietud y más tarde como una necia necesidad, la idea de penetrar ese límite y poner mis pies en un territorio que siendo ajeno era ya tan mío. Y comenzó la hazaña como deben de comenzarse todas las aventuras, por un plan maestro que me entretuviera el pensamiento en lo que el valor me infectaba la razón. La meta era no olvidarse de ningún detalle, de contemplar todo lo posible y prepararse para todo lo probable; dedicar una semana a tomar fotografías mentales del contorno, snapshots desde mi memoria que registren todos los pixeles posibles. Luego la transcripción al papel: diagrama, plano, sketch, blueprint, isométrico, dibujo, bosquejo, croquis, mapa...no supe como llamarle pero lo hice lo mejor que pude. Después, la idea central, la secuencia de lo que me atrevería a hacer, el storyboard de mi travesura. El plan estaba listo pero había algo que me molestaba, una pequeña parte no considerada que no podía identificar; cavilé unos días, pero no dejé de ir a correr, desvié la ruta para pasar por cada uno de los lados de esa cerca que ejercía sobre mi una atracción sin igual. Pasé en un sentido y al día siguiente hacia el otro. Ya necesitaba entrar, mi resistencia era prácticamente nula. Estaba decidido, sería el día siguiente.

 El despertador ni siquiera sonó, mi ansiedad no se lo permitió; las abluciones matutinas cotidianas, es decir la misma bendita rutina, y en menos de lo que mi alma somnolienta pudiera darse cuenta, emprendí sobre el camino y sentía como me acercaba al objetivo paso a paso, pisada tras pisada, latido tras latido. Al doblar por la última curva, apareció lo imprevisto...un camioneta estacionada a un costado de la cerca, había 2 trabajadores quitando la cerca. Ya no habría necesidad de usar la cuerda que había atado a la rama frondosa de un árbol mal crecido, ni la piedra que tiraría hacia el otro extremo del camino y cuyo ruido sobre las láminas de un pequeño portal vecino, me serviría de distracción para saltar furtivamente al lado prohibido. No, ya nada de eso era necesario. Pregunté y el terreno había sido cedido como un área verde pública; caí en cuenta de la parte que había desadvertido: la información de a quién pertenecía el lugar y si había movimiento a otra hora del día que no fuera la acostumbrada.

Sin barda de por medio, el deseo desapareció...a buscar otra cerca que cruzar.

José L Santisbón


27.7.10

Arritmia...

Y el susurro que emerge,
mimetizado en inspiración,
con el disfraz del chispazo que quema lo interior.

Se asfixia la prisa,
se envenena la calma,
renace el grito que transporta desesperanza.

Y la costumbre del tedio,
que se inmola en un rito,
no se aceptan sorpresas ni se acumula lo visto.

No entiendo lo nuevo,
no me mueve este ritmo,
ni el brillo intermitente evita mi suplicio.

Y muero indeleble,
no heredo lo escrito,
la frecuencia silente se impone al latido.

JLS

6.6.10

#UnCuento

Entro cercenando el silencio del lugar. La concentracion se detiene, las miradas empiezan a levitar. Ahora enmudezco, retozo y disimulo. La expectacion crece en forma de murmullo. -Yo no queria llamar la atención- pense inoportunamente. Solo quedaba fingir torpeza, evadir el compromiso del protagonismo que antes deseaba, y en ese instante repelía. Otro segundo, y un segundo más; a cuenta gotas brotó mi pálida voz...-Buenas noches- #FIN

José L Santisbón

3.6.10

Un sueño

Y en la noche un suspiro me levanta; y en el día me despierta el tentempié; y en las horas tu pistola no dispara; ya no existes al amanecer. Lo peor de este sueño, a manera de tormenta, es que no circula el viento al despertar, se vuelve pesadilla turbulenta, persecución anfibia y flagelada por un grito tan turbio y desalmado, que simplemente no atino despertar.

José L. Santisbón
02.06.2010
(En extrañas e impronunciables circunstancias)

11.4.10

I want my town back...

Jose L Santisbon

...Por vez primera en estos 4 años que tengo fuera de mi ciudad natal he sentido la angustia de un naufrago a la deriva de la marejada; esta ultima visita ha sido la mas amarga y triste de todas. Para empezar nunca he dejado de sentir que mi casa esta en Tampico, sin menospreciar las bondades que he recibido al vivir en el bendito y a la vez maldito DF.

En estas vacaciones de semana santa sucedió lo impensable; a los pocos días de estar en mi lugar focal, ya tenía ganas de regresar a casa. El terror, el miedo, la oscuridad y la zozobra, se han apoderado de la ciudad que también he escogido como punto final.

Llegaron hace 3 años, florecieron al amparo de la podredumbre y a expensas de la gente se atragantaron robando los sueños y la tranquilidad de un pueblo tan humilde de espíritu y sin pretensiones. Nuestra mayor riqueza era la paz, misma que en su búsqueda nos ha hecho aceptar por igual feudalismos comunistas, caudillismos mesiánicos y liderazgos miserables (por no decir díscolos).

Quien levantaba la cabeza tras la huella de un exito merecido, era capado sin remedio, sin pudor y sin tregua. Desde un simple empresario hasta un exitoso taxista, la forzada cuota para seguir con vida era impuesta por decreto.

La autoridad de ambos niveles de gobierno, adornaba mas patéticamente el panorama que las figuras clásicas de los changuitos que no ven, no escuchan y no huelen (si hablaban, pero para paliar responsabilidades en otros).

"¿Y donde huir cuando no quedan, islas para naufragar...?" -Joaquin Sabina-

Y reparafraseandolo: " Perdon por la tristeza"...y perdón por metaparafrasear.

31.3.10

Un Secreto de Familia

Por José Pablo Santisbón Álvarez


Toda familia tiene un personaje extraño, como un tío rico que te regala cosas padres o un tío bonachón que cuenta chistes verdes. En éste caso mi tío Tomás es un duende. Antes no me había dado cuenta, pero conforme pasaba el tiempo no se hacía alto ni viejo.


Me llamo Pablo, tengo 10 años y ese día cambió por completo mi vida.


Comenté con mi tía Alma (tía abuela) que el tío Tomás parecía no cambiar en nada, entonces ella dijo – es tiempo de que te cuente el secreto de la familia. Me contó que cuando eran jóvenes ella, mis bisabuelos y sus otros 8 hermanos incluyendo a mi abuela, fueron de paseo a las lagunas de Zempoala, todo el día jugaron e hicieron un picnic. Cuando no se dieron cuenta, un duende (si leyeron bien), un duende se coló y se escondió en el auto. En la noche ya de vuelta en su casa, ella, mi tía Alma, vio una cosa chiquita que se metió a su cuarto y se escondió debajo de su cama. Creyó que soñaba y despertó a Dani, que tenía 5 años y dormía con ella, para que se asomara debajo de la cama. Lo hizo adormilado, le respondió, “hay un duende” y se volvió a dormir. Se puso a gritar como loca, se levantaron todos, prendieron luces, al descubrir al duende y ya pasado el susto, lo adoptaron como uno más de la familia y le pusieron Tomás.


Luego platiqué con el tío Tomás y él gustoso me contó cómo era el lugar en donde vivía. Un bosque hermoso, verde y frondoso; en él había varias lagunas cristalinas y llenas de peces. Se le notaba al hablar que añoraba mucho su casa y me pregunté por qué nunca había vuelto, la verdad, después me enteré que la familia se había encariñado tanto con él que les había dado miedo regresar y que Tomás no quisiera volver con ellos.


Junto con mi hermana y mis primos ideamos un paseo a dichas lagunas para conocerlas y de paso llevar al tío Tomás. El día de paseo llegó y junto con mis tíos, papas, hermanos y primos llegamos al tan sonado bosque. Pero cuando llegamos, el tío Tomás se sorprendió. Lo alcance a ver como petrificado diciendo - ¡ay mi bosque! Descubrimos al bosque lleno de basura, los ríos y lagunas casi secos y sin peces. El tío Tomás se nos desmayó, lo entendí perfectamente, era una tristeza ver ese bosque una vez hermoso, ahora seco y talado, lleno de basura; muy triste y desconsolador.


Lo llevamos al hospital, los doctores concluyeron que estaba como en shock y que tenía que quedarse en el hospital por un tiempo.


Yo estaba muy triste pero decidí que tenía que hacer algo y entonces junto con mi familia, amigos y todo el que se quiso apuntar regresamos a las lagunas de Zempoala cargados de palas, bolsas, arbolitos y todo cuanto fuera necesario para intentar hacer algo por aquel bosque. Bien dicen que la unión hace la fuerza porque entre toda la gente que fuimos limpiamos basura e hicimos tanto barullo que hasta las autoridades del lugar decidieron ayudar y nos mandaron un camión de basura y una persona especialista en peces para asesorarnos en cómo devolverle la vida a las lagunas. Limpiamos, sembramos, hablamos con los lugareños y creo que hicimos un buen trabajo tratando de convencerlos de que cuiden el bosque y todo lo que lo rodea. Nos salió todo tan bien que hasta la naturaleza nos ayudó enviando lluvias. Entre todos le devolvimos la vida a éste lugar. Creo que falta tiempo para que el bosque recupere todo su esplendor, pero es un buen comienzo.


Junto con la salud del bosque, el tío Tomás recobró la suya, le platicamos nuestros logros, se emocionó muchísimo y cuando se recuperó por completo nos pidió que lo volviéramos a llevar. Cuando regresamos sus ojos se le llenaron de lágrimas pero esta vez de felicidad. Tomó una decisión, se iba a quedar en su bosque para cuidarlo y no dejar que se volviera a caer. Me dio tristeza pero entendí que eso era lo que él tío Tomás quería. También sabía que cada que fuéramos de paseo lo veríamos y así estaríamos atentos al buen estado de nuestro bosque, porque también lo adoptamos, así como mi familia adoptó hace mucho tiempo al tío Tomás.

24.2.10

¿Y cómo decirte?

¿Y cómo decirte "Hasta siempre"?
Sin terminar nuestro canto en tragedia,
¿Y cómo desear que por siempre,
vivamos dentro de esta quimera?

Si lo breve es síntoma de prisas,
que lo eterno nos dure mientras pueda,
que peleando cada palmo del terreno,
se nos pierda el resplandor de la tristeza.

Gracias ofrezco, como prenda inmerecida,
por el apoyo que nos brinda el pensamiento,
de pasar añorando nuestra sagrada rutina,
al pasar por la muerte del recuerdo.

Despedida sin adiós no lo termina,
porque nunca han comenzado nuestros sueños,
porque siempre impregnados de estamina,
perdemos, hoy, al mejor cómplice sin dueño.

1.2.10

Tarde insípida...

...disfrazada de humedad,
de almanaques sinceros,
de llovizna lateral.

Una pausa establecida,
un tren rápido y fugaz,
una sombra que se entierra,
en lo profundo del azar.

Y en el juego se propagan
los delirios del afán,
se refundan los temores,
se nos pierde la humedad.

Con la fiebre de la tarde,
con lo gris del gran final,
el silencio nos proclama,
su victoria tan frugal.

27.1.10

Proyeto de Soneto Opus No.1

Has inventado un rumbo casi nuevo,
He podido alumbrar la interrogación,
Has debido rezar versos longevos,
E inundarme de gemidos la creación.

He vencido la más tierna frontera,
El pulgar desliza círculos de sed,
Índice embriagador de tu quimera,
Enloqueciendo la boca de tu pez.

Laberinto llenado con temores,
El símbolo de la eterna laxitud,
No escucha mi corazón los clamores,
Ni rescatas con silencio, pulcritud,
Para huir rodeando tus sabores,
Con la mano que escudriña tu virtud.

Octubre, 2001

22.1.10

VAMOS A REPARTIRNOS LOS PISTACHES

Nueve días han bastado para entender que ciertos ritos sociales no son tan vanos como mi añejada rebeldía me lo afirmaba. Hoy, la sonrisa melancólica invade por completo el recuerdo de mi pasado inmediato, que permanecerá entre mis recuerdos como las festividades navideñas más inusuales, más atípicas, y también las más nostálgicas. Mi deseo era contarlo mucho antes de este momento en que lo hago, pero tenía que dejar pasar esos “nueve días” que tanto bien me hicieron, y tanto mal se llevaron.

Habiendo comenzado el pasado mes de diciembre, una tarde, en la que había pasado a casa de mi madre para recoger a mi hijo, mi abuela (mi meta mamá) me presumió que había recibido una inmensa bolsa de pistaches, la cual, a petición mía, fue negada a abrirse; aduciendo mi dulce ancestra que tenía pensado repartirlos en la víspera de la cercana navidad. Llegando el tiempo de las posadas y ante la inminente llegada de los familiares que se repatrían para que no olvidemos lo necio, ruidoso y cálido que puede ser un pariente que vive en otra parte y a la vez nunca se ha ido; intentaba congraciarme sobradamente con mi abuela para que a la hora de la repartición fuese beneficiado de manera especial. Ella toda la vida fue equitativa y justa en grado severamente utópico, por lo que me recordaba que sería en navidad cuando nos iríamos a repartir los pistaches.

La Nochebuena fue sumamente fría, como muy pocas veces sucede en mi tropical ciudad natal, por lo que desde temprano buscamos alimentos y bebidas que calentaran el ambiente. Con una buena botella de tequila añejo, orejones, nueces, y pistaches de menor calidad y costo a los ya platicados, se nos quedo en el cajón la promesa de repartirlos. Ya después del bacalao y la pierna de cerdo, era pecaminoso pensar siquiera en cosas saladas para seguir acompañando al infinito tequila. El cansancio de haber trabajado ese día y la cercanía de mi responsabilidad de suplantar a Santa Claus en mi casa, me obligó a despedirme y dejar en la sala de la casa de mi madre, a mi abuela con sus hijos en plática que se antojaba lejana a finalizar. Los regalos de mi hijo y el hambre de un ser desvelado, hicieron eterna la mañana de navidad; ya una vez arreglados, regresamos al banquete del día de navidad, poco a poco todos los presentes en el día anterior volvieron a sus puestos en la mesa familiar. Todo parecía normal, excepto que noté a mi abuela un poco cansada, adusta y sin ganas de sonreír. Ya avanzada la tarde comenzó a toser con cierta regularidad; a cada ataque de tos se le contemplaba fastidiada; decidió irse a dormir temprano, me despedí de ella pensando que sería en mejor ocasión cuando nos repartiríamos los benditos pistaches.

Al día siguiente me despertó un telefonema de mi madre que me avisaba acongojada que en la madrugada mi abuela había empeorado y sufría una fuerte bronquitis. Casi no podía respirar de la continua tos que la agobiaba y decidieron entubarla. Un chequeo posterior encontró que el dolor del pecho que ella nos decía que era causado por la tos, había sido en realidad un infarto. En cuestión de horas su estado ya era considerado grave y de pronóstico reservado. De ahí siguieron 12 días en Terapia Intensiva, cada uno de nosotros pasamos en turnos a verla. Había 2 sesiones de visitas por día, donde entraban mi tía, la enfermera retirada, y primero, uno a uno de sus hijos, luego uno a uno de sus yernos y al final uno a uno de los nietos que decidieron pasar. Fueron días donde nos pusimos de acuerdo y con una unidad silente y dada por defecto, turnamos la guardia frente al mostrador del hospital en espera de noticias.

El fin de año llegó más rápido de lo que el nuevo comenzó expirar. Por primera vez me vi dormido y despierto antes del alba en la madrugada del primer día del año nuevo; tuve que relevar a otra tía que había pasado dicha noche dormida en la banca de la sala de espera. Mientras un café bendecía mi somnolienta alma, me acordé (que no me había acordado) de la repartición de los pistaches, una sonrisa gélida brotó como humo humilde mimetizado por una luz de bengala. Los Reyes decidieron no pasar por mi casa ni por la de mi madre, que con ganas de no pensar se entretuvo dicha tarde de domingo de los Santos Reyes, quitando el arbolito, el nacimiento, los foquitos y las luces del patio. No hubo rosca, ni chocolate, ni niño y ni habrá tamales siquiera.

A la mañana siguiente, el día amaneció frio y lentamente fue enfriando al alma de mi abuela, hasta que por la noche se fue sin decir nada, se fue dormida, se fue cansada. En 12 días cambió el concepto de su vida y se fue a buscar lo que había reservado para ella. Es ahí donde comprendí: que los velorios son para los deudos, que los abrazos y los pésames van quitando la idea de no aceptar lo ocurrido, que con cada beso y cada sonrisa se amortigua el dolor de lo infinito, que jamás me olvidaré de su grandeza, que dentro de un ataúd era posible admirarle su belleza. La misa de cuerpo presente quedará recordada como uno de los momentos más sublimes e íntimos en la historia de mi familia, las palabras justas en una homilía certera y confortante. No puedo dejar de dar gracias por haber disfrutado de la mejor abuela del mundo, como son casi todas las abuelas. La sepultamos al caer el sol en una colina que termina donde empieza un paisaje interactivo, bajo unos cables de alta tensión que emiten ruidos eléctricos a más de 20 metros de altura. El viento gélido coaguló un instante nuestra sangre y con el deseo ortodoxo de volver a verla, le dije adiós apurando el paso. Sigo recordando tantas flores juntas, tanto cariño, tanta amistad y tanta unidad derrochada. Entrada la noche, nos dispusimos a cenar toda la familia en casa de mi madre; los hijos, los yernos y nueras, los nietos y los bisnietos convivimos con la idea de darle sentido a la vida de mi abuela y sé que sin necesidad de externarlo, estaremos unidos siempre por y para el recuerdo de ella. Fuimos a la recámara de mi abuela, sacamos unas fotos, unas galletas y la bolsa de pistaches. Nunca en la vida he estado más confundido con la delgada línea que separa lo triste de lo alegre, abrí la bolsa a petición popular y decidimos repartirnos los pistaches, o mejor dicho, mi abuela nos los repartió a fin de cuentas.

Los pistaches todavía nos duraron los primeros tres días del novenario, donde todavía más gente sigue dándote el pésame sin saber que ya no es pesar sino alegría lo que sientes, tranquilidad de que tu ser querido ya libro sus defectos y dolencias, sus enfermedades y manías, jamás volverá a entristecerse y ya nada la molestará jamás. Espero tener siempre de los mejores pistaches para poder repartirlos, nunca se sabe cuando te despides de alguien amado, si esa será la última vez.


21 de enero de 2002