¿Para qué sembrar un imposible?
como si no bastara tanto desatino,
ahogarme en los designios de la nada,
y volverme una fábula increíble.
Atar infortunios desvariados,
y rasgar el miedo construido,
romper con el sueño torturado,
acabar derrotado y sin sentido.
Violentar, por sistema, nuestro dogma,
cual caricia que se vuelve sacrilegio,
despertar al morirnos en la aurora,
y enterrarnos en tan frágil sufrimiento.
Escapar del profeta autocumplido,
que pregona con rudeza el desconcierto,
que se lleva los amores al olvido,
y no deja que renazca el pensamiento.
JLS, en una noche confusa donde no pude decir lo que quería decir...
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