Y en la noche un suspiro me levanta; y en el día me despierta el tentempié; y en las horas tu pistola no dispara; ya no existes al amanecer. Lo peor de este sueño, a manera de tormenta, es que no circula el viento al despertar, se vuelve pesadilla turbulenta, persecución anfibia y flagelada por un grito tan turbio y desalmado, que simplemente no atino despertar.
José L. Santisbón
02.06.2010
(En extrañas e impronunciables circunstancias)
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